“diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” Lucas 22:42
Cuando una persona nace de nuevo, recibe la unción del Espíritu Santo y experimenta sanación, perdón, amor, etc. comienza el caminar en Cristo y todo es bello, pero muy pronto nos encontramos a un gran enemigo que es nuestra propia carne, la Biblia le llama en griego SARX y se emplea dos veces: una cuando hablamos de la anatomía humana , lo cual es algo bueno en nosotros; pero hay otra parte en la que la carne es algo negativo en nuestra vida que son los caprichos del alma, es ahí en donde se comienza una batalla grande.
Cuando usted se convierte a Cristo recibe la unción de los Ríos de Agua Viva del Espíritu Santo, pero también es cuando comienza la verdadera batalla y la victoria que Dios quiere para nosotros.
En el alma están los pensamientos, los sentimientos, los afectos, toda la emoción y la voluntad; si hay algo que usted debe dominar es la manera de pensar, de sentir y de actuar, porque el alma sin Cristo aprende a caminar sin orden espiritual, por lo que la voluntad aprende hacer lo que le da la gana. Jesús dijo en Getsemaní… –Padre que no se haga mi voluntad sino la tuya-, o sea que el mismo Jesucristo en esta carne tuvo una batalla grande que llego al culmen en Getsemaní unas horas antes de ir camino de la cruz, pero él mismo llego a la resistencia de su propia carne.
El Espíritu Santo nos da la Gracia de someter nuestra carne, son muchas las personas que reciben la unción del Espíritu Santo, pero son pocas las que sobreviven a la lucha con la carne porque se desaniman, se deprimen o regresan a la antigua vida que llevaban
Para vencer los deseos de la carne podemos ayudarnos leyendo lo versículos bíblicos necesarios, pero en cada uno de nosotros esta la responsabilidad de someter al alma que ha sido autónoma toda su vida. Cuando queremos hacer la voluntad de Dios y El nos dice que debemos perdonar, olvidar, amar, etc. esto se nos hace muy difícil . Jesús en Getsemaní nos da la pauta de lo primero que hay que hacer para cumplir la voluntad de Dios, y esta pauta es la ORACIÓN porque ella quebranta nuestra voluntad, los sentimientos y todos los deseos del alma.
El capitulo de Lucas 22 nos cuenta que Jesús comenzó a sentir tristeza y angustia, pero… y porqué Jesús estaba triste si iba hacer la voluntad del Padre? Pablo dice que hay dos clases de tristeza: la que viene de Dios y la que viene del mundo; la que viene de Dios nos lleva a la conversión y al arrepentimiento, pero la que viene del mundo nos mata. La tristeza que sentía Jesús lo hacía luchar contra su carne, por eso es que Jesús ora porque sin duda ya no soporta más y se separa de sus discípulos para buscar la unción del Padre y no caer en la tentación de dejarlo todo y huir.
Debemos buscar siempre lo que nos mantiene animosos y no darle lugar a lo que nos puede hacer caer.
Bendecidos con toda bendición
Ileana Sanchez
Spanish Ministry Coordinator